Hoy fue un día muy calmado, no sólo no tenía ninguna cita,
sino que además no había mucho que hacer, a las cuatro horas de despertarme tenía la sensación de haberme desocupado por completo, la primera vez en la semana que tendría la tarde
completamente libre; pensé en ir a trabajar en mi tesis, pero luego un Rafa más
convincente pensó “pero hay que comprar unas chelas primero”.
Me puse a revisar mi libreta de la FCB y vi que todavía no
sabía cuáles eran las edades a las que darían o podían dar clases los profesores que había
reclutado en los días anteriores, les marqué y nos vimos en la casa de Juan el
profe de guitarra.
Ahí conocí a Gonzalo, un señor dedicado a crear instrumentos
prehispánicos es amigo de Juan y lo tenía contemplado como uno de los posibles
profesores para enseñar artes en las tres comunidades; resulta que Juan sólo
trabaja con niños de doce en adelante al igual que Humberto, lo que me genera
un problema ya que en la mayoría de estas comunidades el grueso de la población
de niños va en primaria, para cuando cumplen doce años normalmente se mudan con
un familiar a algún lado donde esté más cerca la secundaria o preparatoria,
aunque las telesecundarias han aumentado la cantidad de jóvenes que viven en
estas comunidades.
Gonzalo estaba dispuesto a trabajar con niños de 10 años en
adelante, lo que me funciona mucho más ya que abarca 5to y 6to de primaria que
al menos es un avance, Gonzalo parece
ser una persona fascinada por las culturas prehispánicas y es por eso que se ha
dedicado a fabricar instrumentos musicales de este tipo, lo que estaba muy bien
en entusiasmo, sin embargo el material para trabajar es más complicado, es el
tipo de cursos que requiere más planeación y preparación para accidentes por
trabajar con objetos afilados.
Me dije “Qué diablos” e incluí un botiquín en el material
que necesitaba el profesor para su curso y traté de explicarle que no tenía
nada de malo pedir que los niños llevaran algo del material, aunque fuera del
más barato; y lo incluí en el plan semestral de los cursos.
Después de aliviar mi sensación de huevón pasé a la tienda y
compré dos cervezas más, cuando llegué a la casa de Pablo le comenté que tenía una
idea para lidiar con el problema de la basura en San Nicolás, y me
dijo que le encantaría escucharla, pero que tenía que ser más tarde porque tenía cosas que hacer, mañana es el festival del Papalote que organizó él solo prácticamente, ahora me pregunto si debí ofrecer ayuda, al final yo no estaba haciendo nada, bueno, el chiste es que no lo hice. No quise
molestar a un hombre claramente más ocupado que yo, así que me quedé callado y
me metí al cuarto; Pablo debe haber pensado que me ofendí, porque cuando
regresó algunas horas después me invitó a tomar unas cervezas en su restaurante
favorito cuyo nombre no puedo recordar y me invitó la cena, lo que fue
estupendo porque ya estaba harto de cenar tortas de carnitas todas las noches,
que es el único puesto que tiene Pozos de comida por las noches.
Pablo es chido, pero si quiero conservar mi salud mental
necesito emborracharme pronto con gente de mi edad; llegamos como a las 9 y media de la noche lo que me dio tiempo de ver más videos y hasta hacer cosas que podrían considerarse casi productivas.
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