sábado, 12 de abril de 2014

Un día calmado en Pozos (11 de Abril 2014)

Hoy fue un día muy calmado, no sólo no tenía ninguna cita, sino que además no había mucho que hacer, a las cuatro horas de despertarme tenía la sensación de haberme desocupado por completo, la primera vez en la semana que tendría la tarde completamente libre; pensé en ir a trabajar en mi tesis, pero luego un Rafa más convincente pensó “pero hay que comprar unas chelas primero”.

Fui a la tienda y me compré un par de cigarros con sus cervezas para acompañar, me fui a la casa de Pablo y me encerré en el cuarto a ver videos de Youtube. Me terminé las cervezas y los cigarros y de repente me pasó algo que nunca había sentido en mi vida… me sentí culpable. Seguro había algo que podía hacer en el resto del día en lugar de tomar sólo, después de todo apenas era la 1 de la tarde.

Me puse a revisar mi libreta de la FCB y vi que todavía no sabía cuáles eran las edades a las que darían o podían dar clases los profesores que había reclutado en los días anteriores, les marqué y nos vimos en la casa de Juan el profe de guitarra.

Ahí conocí a Gonzalo, un señor dedicado a crear instrumentos prehispánicos es amigo de Juan y lo tenía contemplado como uno de los posibles profesores para enseñar artes en las tres comunidades; resulta que Juan sólo trabaja con niños de doce en adelante al igual que Humberto, lo que me genera un problema ya que en la mayoría de estas comunidades el grueso de la población de niños va en primaria, para cuando cumplen doce años normalmente se mudan con un familiar a algún lado donde esté más cerca la secundaria o preparatoria, aunque las telesecundarias han aumentado la cantidad de jóvenes que viven en estas comunidades.

Gonzalo estaba dispuesto a trabajar con niños de 10 años en adelante, lo que me funciona mucho más ya que abarca 5to y 6to de primaria que al menos  es un avance, Gonzalo parece ser una persona fascinada por las culturas prehispánicas y es por eso que se ha dedicado a fabricar instrumentos musicales de este tipo, lo que estaba muy bien en entusiasmo, sin embargo el material para trabajar es más complicado, es el tipo de cursos que requiere más planeación y preparación para accidentes por trabajar con objetos afilados.

Me dije “Qué diablos” e incluí un botiquín en el material que necesitaba el profesor para su curso y traté de explicarle que no tenía nada de malo pedir que los niños llevaran algo del material, aunque fuera del más barato; y lo incluí en el plan semestral de los cursos.

Después de aliviar mi sensación de huevón pasé a la tienda y compré dos cervezas más, cuando llegué a la casa de Pablo le comenté que tenía una idea para lidiar con el problema de la basura en San Nicolás, y me dijo que le encantaría escucharla, pero que tenía que ser más tarde porque tenía cosas que hacer, mañana es el festival del Papalote que organizó él solo prácticamente, ahora me pregunto si debí ofrecer ayuda, al final yo no estaba haciendo nada, bueno, el chiste es que no lo hice. No quise molestar a un hombre claramente más ocupado que yo, así que me quedé callado y me metí al cuarto; Pablo debe haber pensado que me ofendí, porque cuando regresó algunas horas después me invitó a tomar unas cervezas en su restaurante favorito cuyo nombre no puedo recordar y me invitó la cena, lo que fue estupendo porque ya estaba harto de cenar tortas de carnitas todas las noches, que es el único puesto que tiene Pozos de comida por las noches.

Durante una excelente cena hubo una plática sobre el sufrimiento y el placer, lo que era relativamente sencillo de evaluar desde una perspectiva de dos tipos  super llenos de comida y cerveza, obviamente había que evitar el sufrimiento y buscar el placer, pero hay placeres que sólo pueden venir después de un poco de sufrimiento, como el placer de tener un cuerpo fuerte requiere el sufrimiento de ejercitarlo, el placer de ganar intereses por la simple acción de ahorrar requiere el sufrimiento de no poder gastarse el dinero en el momento. Al final concluimos que el problema no requiere de una solución y nos fuimos ya después de que habían cerrado el restaurante (cosa que odio hacer porque a mí me cagaban los clientes que se quedaban hasta tarde cuando yo era mesero).


Pablo es chido, pero si quiero conservar mi salud mental necesito emborracharme pronto con gente de mi edad; llegamos como a las 9 y media de la noche lo que me dio tiempo de ver más videos y hasta hacer cosas que podrían considerarse casi productivas.

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