Hoy es el día que más he caminado en unos 10 años, creo,
todo empezó a las 8 de la mañana cuando salí de casa de Pablo para ver qué
había pasado con la camioneta; llegué a casa de Martha que el día anterior me
había dicho que ella se encargaría de hablar con el mecánico. Afortunadamente
ya estaba despierta cuando llegué y me dijo que el muchacho mecánico que ella
conocía tenía demasiado trabajo y no había podido ni siquiera verla.
El día anterior pasé frente otro taller mecánico de la
comunidad, pero cuando le comenté a Martha que podíamos emplearlos a ellos me
dijo básicamente que eran unos estafadores y no eran de fiar. Siendo nuevo en
la comunidad me pareció un consejo que no valía la pena ignorar, de cualquier
manera había cosas que podía hacer en el mismo Pozos, así que le di un día más
a la camioneta y me dispuse a conocer el pueblo a pie, algo que la piel de mi
cara lamentaría en la noche.
Tomé la cámara y empecé a caminar en línea recta, mi meta
era llegar hasta la última casa habitada y en un principio pensaba zigzaguear
calle por calle hasta haberlas recorrido todas caminando, plan que tuve que
modificar una vez que llegué a la parte más alta del pueblo y me di cuenta que
para ser un pueblo de 2500 habitantes Pozos es extremadamente extenso, ya en la
noche investigando sobre la historia de Pozos descubrí que en algún momento
habitaron 80,000 (ochenta mil) personas a mediados del Porfiriato y perdió a
casi toda su población en 1926 cuando le empieza a afectar el movimiento
cristero.
Alcancé a visitar al menos los edificios más grandes y fue
en una calle de terracería donde escuché una guitarra sonando desde una pequeña
tienda. Cuando me acerqué vi a un señor de Pelo largo ensayando con su guitarra
eléctrica y un pequeño amplificador en un cuartito lleno de instrumentos
prehispánicos, se me ocurrió que si estaba tocando guitarra quizás podría
enseñar guitarra, así que me acerqué y le pregunté. Resultó que era el maestro
de guitarra de la comunidad y ya había trabajado con la fundación antes y
afortunadamente estaba dispuesto a dar más clases e incluso le pareció bien dar
clases en las otras dos comunidades en las que trabajaré. (aquí les dejo fotos de su tienda)
Al llegar el medio día recordé que aún no desayunaba y faltándome
aún más de la mitad del pueblo por recorrer, regresé al centro para buscar una
fondita donde mi hermano solía comer cuando daba clases de pintura en las
primaria local. Ahí la señora comenzó a sacarme platica sobre los proyectos que
venía a hacer a Pozos, se puso muy
contenta al saber que era hermano de Santiago pronto me estaba hablando de cómo
se abandonaron las actividades culturales una vez que se había ido (al menos
habían bajado de calidad).
Fue entonces cuando recordé que estaba en un día de trabajo
y comencé a preguntarle sobre los antiguos profesores de artes. La señora me
comunicó con Omar, un joven del D.F. que se había mudado a Pozos buscando una
vida más tranquila, era el antiguo profesor de teatro y además era aficionado
al “Clown” una forma particular de comedia que a mí en lo personal no me gusta,
pero al final yo qué sé de arte.
Omar llegó poco después, y platicamos sobre los términos sobre
los que trabajaría nuevamente para la fundación. Después de despedirnos pensé
que tal vez era un buen día para buscar a todos los profesores de una buena
vez. Me levanté y fui a buscar a Don Lalo, el profesor actual de pintura en la
primaria, recordaba donde vivía por una exposición en la que participó mi
hermano. Penosamente Don Lalo no se encontraba en casa, así que reanudé mi
turisteada por el pueblo.
Tomé tantas fotos en cada calle que si me despiden de este
trabajo haré un archivo fotográfico de Pozos que venderé para hacerme
millonario, o al menos eso pensé antes de ver en mi computadora que una tercera parte de las fotos estaban
borrosas y una tercera parte más tenían mis dedotes atravesándose en la
fotografía.
Cuando terminé de recorrer las calles principales decidí
hacer una visita más, otra de mis tareas en las comunidades es fomentar el
deporte, y como en la fundación parecen estar hartos de que el único deporte
que se fomenta siempre es el futbol. Eso me deja con la tarea de crear una
afición a un deporte que la gente no suele practicar por sí misma; ¿cómo podré
convencer a la gente a que practiquen algo distinto al futbol? La persona que
visité fue a Ismael, el dueño de la única tienda de venta y reparación de
bicicletas.
Ismael es un aficionado a la bici de montaña, él no es de
Pozos, pero su tienda está ahí porque le quedan más cerca las montañas, su
negocio está muy bien puesto, es decir, renta y vende equipo de alta calidad,
obviamente no está dirigido a la gente de Pozos, pero eso es lo que yo pretendía
cambiar. Platicando con él me di cuenta de que es un Joven muy dinámico, entre
los distintos torneos que organiza y en lo que participa me sorprende ver que
todavía le quede tiempo para atender su tienda. Me dijo que él estaba dispuesto
a prestar sus bicicletas, y más aún estaba dispuesto a modificar las bicicletas
de los habitantes para que se pudieran usar como bicis de montañas cobrando
sólo por las piezas. Espero que dé resultado, no he visto a muchas personas
usando bicicletas en Pozos.